Cómo crear nuevos hábitos




Los hábitos son la base de tu conducta y pueden ayudarte a alcanzar tus objetivos o suponer una carga innecesaria. Es importante prestar atención a tus hábitos, elegir los más adecuados para ti y trabajar para incluirlos en tu día a día.
Cambiar de hábitos requiere planificación, dedicación y constancia. Conocer la estructura de un hábito te ayudará a crear un plan de cambio, evitarás errores y tardarás menos tiempo en modificar tus rutinas.
Un hábito es una conducta que se realiza en modo casi automático. Son acciones que has repetido una y otra vez, interiorizando el proceso, hasta que ejecutarlas apenas requiere un control consciente. Esto supone un enorme ahorro de energía, porque no tienes que pararte a pensar o decidir cuál es el siguiente paso; conoces la secuencia de acciones y la completas sin demasiada dificultad.
La mayoría de lo que hacemos en el día a día son hábitos: la manera de despertarte, tus primeras acciones del día, cómo te preparas para salir de casa, la ruta que sigues para llegar al trabajo, cómo gestionas el correo, etc. Desde que te despiertas hasta que vuelves a quedarte dormido, los hábitos marcan tu rutina y te ayudan a hacer tus tareas con un menor coste cognitivo.
Además, los hábitos condicionan el resultado de tus distintos proyectos vitales. Porque no todos los hábitos son adecuados para alcanzar determinados objetivos. Hay hábitos que pueden ayudarte y actuar como un trampolín o facilitador para alcanzar tus metas. Pero también hay hábitos que frenan tu crecimiento y dificultan enormemente tu trabajo.
En este post quiero compartir contigo el sistema que te ayudará a implementar de manera efectiva tus nuevos hábitos. Conociendo los elementos que componen la conducta, podrás planificar el cambio, llevarlo a tu día a día con menos esfuerzo y obtener resultados más estables.

La planificación es la clave

Para formar y mantener hábitos que te ayuden, es necesario dedicar algo de tiempo a planificar el proceso. En este caso, la improvisación no te ayudará, necesitas un plan de trabajo.
El resultado de empezar a incorporar un hábito sin la preparación previa suele ser siempre el mismo: durante los primeros días, cuando la motivación está alta, cumplirás tu nuevo hábito; pero no podrás consolidar el cambio y terminarás recuperando tus antiguas costumbres. ¿Te resulta familiar? No pienses que es por “falta de voluntad” o porque “ese hábito no era para ti”; solo te falló la planificación.
Para crear un buen plan de incorporación de hábitos, deberás tener en cuenta los tres elementos que componen la estructura del hábito: disparador, conducta y recompensa.



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